9 DE JUNIO DE 1956: EL PRONUNCIAMIENTO DEL GENERAL VALLE

Por Ángel Pizzorno

Eduardo Lonardi encabezó el golpe cívico – militar que derrocó al gobierno constitucional de Juan D. Perón, el 16 de septiembre de 1955. Pero los sectores más fanáticos del antiperonismo encabezados por el general Pedro E. Aramburu y el almirante Isaac Rojas, lo desalojaron del gobierno pocos días después.

La siniestra dupla gorila inició un período de terror sin precedentes contra el pueblo peronista. Persecusión política, sindicatos intervenidos, torturas, miles de presos políticos, bienes confiscados y la Constitución Nacional abolida por decreto y reemplazada por el antiguo texto liberal de 1853. El objetivo: “desperonizar” el país; borrar diez años de historia con la represión, sumando partidos autotitulados democráticos, que no vacilaron en apoyar esa dictadura feroz a cambio de cargos y elecciones con el triunfo garantizado, gracias a la proscripción del peronismo.

En ese clima es que en la madrugada del 9 de junio de 1956, el Movimiento de Recuperación Nacional integrado por militares y civiles inicia la insurrección armada para desalojar la dictadura, restablecer derechos constitucionales y convocar a elecciones libres. Pero el alzamiento fue infiltrado y aplastado sin piedad. Se fusiló a mansalva en La Plata, José León Suárez, Penitenciaría Nacional, Unidad Regional Lanús y otros sitios. Fueron pasados por las armas 34 civiles y militares patriotas. La entereza moral del jefe de la rebelión, general de división Juan José Valle, se resume en una frase de la carta que le dirigió a su verdugo el general Aramburu horas antes de ser ejecutado: “Entre mi suerte y la de
ustedes, me quedo con la mía”.

La Larga Marcha del Pueblo Peronista ya no se detendría más.