11 de mayo de 1974: asesinato del Padre Mugica

Por Ángel Pizzorno

El Padre Carlos, Carlitos, el Padre Mugica… cualquier forma de llamarlo en el lugar que fuera, bastaba para reconocer a ese cura íntegro, jugado por su pueblo y declaradamente peronista, porque entendió que el Movimiento Nacional y Popular era la herramienta para hacer realidad los valores básicos que predica el Evangelio.

Ese día de otoño una lluvia de balas terminó con su joven vida cuando salía de la parroquia San Francisco Solano, en un barrio porteño. Los criminales integraban la banda terrorista Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y Carlos fue uno más de la larga lista de víctimas comprometidas con las luchas populares. Son muy conocidos los pormenores de su trayectoria y acercamiento al peronismo. Por eso, nadie mejor que él mismo para definir su pensamiento y acción.
La oración que sigue, fue escrita por el Compañero Carlos y es casi profética. No por difundida perdió vigencia.

“Señor: perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.

Señor: perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.

Señor: perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas de las que puedo no sufrir, ellos no.

Señor: perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.

Señor: yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga de hambre con su propia hambre.

Señor: perdóname por decirles ‘no sólo de pan vive el hombre’ y no luchar con todo para que rescaten su pan.

Señor: quiero quererlos por ellos y no por mí.

Señor: quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.

Señor quiero estar con ellos a la hora de la luz.”

Compañero Carlos, puede descansar en paz. Sus enseñanzas y su martirio no fueron inútiles. Estamos en el buen camino.