JOSÉ LUIS CONTRERAS RECORDÓ A MONSEÑOR ANGELELLI

El concejal José Luis Contreras recordó este martes al obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli, al cumplirse días atrás, el 46° aniversario de su asesinato.

Fue a la hora de los homenajes cuando el edil y referente de Juntos por Quilmes y del Frente de Agrupaciones Peronismo para Todos, manifestó: “Quiero recordar un hecho lamentable y trágico en nuestra historia argentina, como fue el asesinato del obispo Enrique Angelelli… Nació el 18 de julio de 1923 en Córdoba; ingresó con apenas 15 años al seminario y a fines de los 40 fue enviado a Roma, donde se ordenó como presbítero en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano. A su regreso a la Argentina en 1951 se vinculó con los sectores de la Juventud Obrera Católica y quedó a cargo de la capilla Cristo Obrero, en su provincia natal, donde colaboró con el sacerdote italiano Quinto Cargnelutti”.

“En 1959 –continuó- Angelelli obtuvo la designación como obispo y ya en esos años su compromiso con los sectores menos favorecidos de los barrios de Córdoba estaba muy difundido. En función de esta tarea pastoral, el Vaticano lo designó un año después como arzobispo auxiliar de la provincia, y una de sus primeras medidas consistió en ordenar que los seminaristas se hicieran presentes en los barrios obreros para tomar contacto con la realidad”.

“Esas actividades y sus enfrentamientos con la jerarquía encabezada por el nuncio apostólico Humberto Mozzoni y el cardenal Antonio Caggiano le valieron que en 1968 se le asignase la Diócesis de La Rioja. Allí, propició la organización de los trabajadores agrícolas, los mineros y las empleadas de servicio doméstico”, aseguró Contreras al tiempo que enfatizó: “Su popularidad era tan grande entre los humildes, que sus misas dominicales desde la catedral de la capital riojana eran transmitidas por radio para toda la provincia”.

En ese marco, detalló que “en esos años, en los que la Argentina vivía un contexto de creciente movilización social y política contra la dictadura de Onganía, Angelelli propuso desde La Rioja, un diálogo con el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, del cual no era parte. Esta postura aumentó la irritación de los sectores integristas de la Iglesia, encabezados por los obispos Adolfo Tortolo y José Miguel Medina. Además, los comerciantes y hacendados de la provincia reclamaron la renuncia de Angelelli. En 1974 la Triple A incluyó al obispo en una lista negra de personalidades que serían “inmediatamente ejecutadas”.

Asimismo sostuvo que las condenas contra la figura de religiosos se incrementaron en medio de un clima de violencia política que se hacía cada vez más extremo. Hasta que a principios de 1976, el vicario castrense Victoria Bonamín visitó la base aérea de El Chamical y pronunció un discurso en el que afirmó que ‘el pueblo había cometido pecados que sólo podían redimirse con sangre’. Tras el golpe del 24 de marzo de 1976, el clima de represión se intensificó en La Rioja y los sacerdotes que respondían a Angelelli fueron blancos del terrorismo de Estado”.

“Así, el 18 de julio, los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias fueron torturados y asesinados en la localidad de Chamical, donde cumplían sus deberes religiosos. Dos semanas después, Angelelli decidió viajar a Buenos Aires con el propósito de denunciar estos crímenes y del campesino católico Wenceslao Pedernera, ocurrido quince días antes. El 4 de agosto, el obispo se trasladó en una furgoneta que tras ser encerrada por un auto, volcó a la altura del paraje Punta de los Llanos, en la ruta 38. El cura Arturo Pinto, quien conducía el vehículo accidentado, contó que, tras permanecer durante un tiempo inconsciente, vio el cuerpo de Angelelli tirado en el suelo, con ‘lesiones en el cuerpo, como si lo hubieran golpeado’”, relató el militante referente de Juntos por Quilmes y del Frente de Agrupaciones Peronismo para Todos.

 “Aunque el diario L’ Osservatore Roano, órgano oficial del Vaticano, calificó el hecho como ‘un extraño accidente’ –prosiguió-, el cardenal Juan Carlos Aramburu negó que el hecho se tratara de un crimen y la investigación se cerró”.

Finalmente, sostuvo que “con el retorno de la democracia, el juez de La Rioja Aldo Morales reabrió el expediente y dictaminó que la muerte de Angelelli se trató de ‘un crimen fríamente calculado y esperado por la víctima’. Posteriormente, en el año 2005, la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, como así también de los indultos de genocidas por parte del gobierno nacional encabezado por Néstor Kirchner, permitió que el crimen se investigara como delito de lesa humanidad y cinco años más tarde se imputó, en el expediente, al exdictador Jorge Rafael Videla, a Luciano Benjamín Menéndez y a otros doce militares y policías”.

Y agregó: “El 4 de julio de 2014, Luis Fernando Estrella y Menéndez fueron condenados a cadena perpetua por el crimen de Angelelli. Un año antes, con la autorización del Papa Francisco, se inició el proceso de beatificación de Angelelli, Longueville, Muria y Pedernera, que concluyó el 27 de abril de 2019 con una ceremonia realizada en La Rioja”.